Hicimos el amor
¨Sé positiva querida, sonríele al mundo como tú solo sabes, respira la paz, que buena falta te hace... con suerte, podrás hacer fuego ayudándote con el cristal de la botella¨
Reía para mis adentros mientras pensaba en lo perspicaz y elegante que había sido... si, está claro... sarcástica, burlona e irónica, no lo niego... pero refinada, a fin de cuentas lo merecía... y, además, ¿Quién no desea unas buenas vacaciones rodeadas de arrecifes, cocos y palmeras?
Después de la hazaña, estaba deleitándome con un vino de Navarra cuando sonó el teléfono. Me pasó el inalámbrico y me dijo: es mi madre. Dice que ha encontrado una botella con un mensaje tuyo…
- Imposible, no no. Señora, ¿Cómo puede pensar eso de...? Señora, déjeme hablar, verá... yo estaba...
No sé cómo lo hacía, de verdad que no lo sé, pero siempre conseguía enervarme, aturdirme, desquiciarme, consternarme y encresparme. ¡Todo a la vez!
Si, le colgué el teléfono, no la soporto... es cínica, insolente y astuta... tiene palabras suficientes como para que vayas paulatinamente a su terreno, pero conmigo no... no lo va a conseguir, ¡me niego!, jamás entenderé esa habilidad suya de hacer que bailen todos a su son... incluyendo al marinero que la rescató.
Decidí evadirme...
Con lo que respecta a Carlos, se le olvidó lo sucedido tras una copa de
buen vino...
... Después de lo ocurrido, hicimos el amor.
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